Hongos amigos de las plantas

Un grupo de investigación de la Estación Experimental del Zaidín estudia la asociación de hongos microscópicos con las raíces de las plantas, que hace que los vegetales se adapten mejor al hábitat con altos niveles de salinidad.


Algunos hongos, aunque a muchos parezca extraño, son grandes aliados de las plantas. Desde que los primeros vegetales se establecieron en la Tierra, hace más de 400 millones de años, existen asociaciones beneficiosas entre plantas y hongos. Una cordial relación de apoyo recíproco, es decir, una simbiosis mutualista, que se conoce con el nombre de micorriza.
Estos hongos colonizan las raíces del vegetal, pero lejos de causarles ningún daño ayudan a la planta a buscar alimento y la protegen de enfermedades y estreses ambientales (salinidad, sequía, contaminación, etc…).
Un grupo de la Estación Experimental del Zaidín, del CSIC, inicia un proyecto en el que quieren demostrar cómo estas micorrizas ayudan a las plantas a soportar los altos niveles de salinidad, no sólo de las dunas y saladares, sino de terrenos agrícolas que llegan a salinizarse por exceso de aplicación de abonos y falta de agua.
Estos investigadores han contribuido a demostrar que las plantas micorrizadas soportan mucho mejor las arduas condiciones del terreno, pero quieren saber por qué mecanismos se rigen estos comportamientos de ayuda.
Este proyecto de investigación, del que José Miguel Barea es el científico responsable, ha sido subvencionado por la Consejería de Innovación con más de 150.000 euros. Barea hace hincapié en que los resultados del estudio no afectan sólo a las plantas que viven en las dunas, sino que los cultivos tienen que hacer frente a un progresivo aumento de la salinidad del terreno, debido a la masiva explotación de los acuíferos.  
«En sistemas agrícolas, la micorriza permite reducir el uso de fertilizantes químicos y de productos fitosanitarios que normalmente se aplican para el control de las enfermedades de las plantas. El papel de las micorrizas es importante para la recuperación de ecosistemas degradados, ya que ayudan a las plantas a establecerse y prosperar, por lo que se aplican en programas de revegetación», explica.
Asociacionismo común
Por su parte, Concepción Azón, investigadora del proyecto, aclara que existen dos grandes clases de micorrizas: las formadas por los hongos superiores, como trufas y setas; y las de los hongos microscópicos que forman la micorriza con la mayoría de las plantas de interés agronómico u hortícola (cereales, legumbres, hortalizas y frutales), plantas medicinales (tomillo, lavanda) y otros arbustos del ecosistema Mediterráneo. Estos investigadores granadinos trabajan con micorrizas producidas con hongos microscópicos, en el que el hongo realiza una función fundamental en la vida de los vegetales.
«En más del 80% de las plantas se produce este asociacionismo», anota Barea.Estos investigadores analizarán el material genético y la estructura fisiológica de la micorriza. La idea es hallar cuáles son los genes del hongo implicados en favorecer la tolerancia de las plantas a la salinidad y la sequía. Lo harán comparando los hongos que tienen de colección con los que realizan estas funciones adaptativas.
En Cabo de Gata
La investigación se centrará en un principio en los hongos asociados a plantas autóctonas de las dunas de Cabo de Gata (Almería) y las de la provincia de Cádiz, en Tarifa y Bolonia.
«Queremos definir lo que se llama el Documento Natural de Identidad del hongo, aislado de esos ecosistemas salinizados», destaca Barea, que lleva 35 años estudiando estos microscópicos cooperadores. «Una vez que se conozcan los mecanismos de tolerancia de estos hongos a concentraciones excesivas de sal, un objetivo clave, la investigación contempla un objetivo práctico».
Los especialistas inocularán a las plantas las micorrizas y las sembrarán en terrenos con diversos grados de salinidad, para saber cómo responde la planta a la ayuda del hongo en cada circunstancia.
Junto a José Miguel y Concepción, forman parte del equipo de este proyecto Rosario Azcón, Juan Manuel Ruiz Lozano y la becaria de doctorado Beatriz Estrada. Asimismo, Javier Palenzuela será el encargado de mostrar a Beatriz los entresijos de las técnicas de aislamiento de estos hongos, que tardan entre cuatro y seis meses en crecer.

Fuente: Ideal

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