Según un artículo publicado en CCN.com, ingenieros de NeuroSky han desarrollado, en Silicon Valley, un prototipo de juguete con forma de disfraz de Darth Vader (con su máscara, su capa y su sable de luz) que incorpora una tecnología que permite la lectura de ondas cerebrales.
En la parte posterior de la máscara incluye un sensor que entra en contacto con la frente del usuario y lee las señales eléctricas del cerebro, enviándolas a continuación a un receptor inalámbrico en el interior del sable, que se ilumina cuando el usuario se concentra. Por el contrario, si el usuario se preocupa, el sable se vuelve oscuro.
Los ingenieros de esta empresa tienen grandes planes para los videojuegos y los juguetes capaces de leer las ondas cerebrales, que según ellos podrían revolucionar la forma de jugar de la gente.
La tecnología de NeuroSky y de otras empresas emergentes podría hacer que los videojuegos fuesen mentalmente más reales y estimulantes e, incluso, llegar a permitir que los usuarios puedan controlar los personajes de los videojuegos o los avatares de mundos virtuales con la mente.
El prototipo de NeuroSky mide la actividad cerebral de base de una persona, calculando su grado de concentración, relajación y ansiedad en una escala de 1 a 100. Se trata de una tecnología similar a la empleada por los atletas profesionales para obtener el mejor rendimiento.
Los que respaldan este tipo de juegos, que se espera salgan al mercado a finales de este año, destacan que pueden impulsar la concentración mental y, por tanto, podrían ayudar a niños con TDHA (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), autismo o trastornos del estado de ánimo. Sin embargo, la investigación científica al respecto es más bien escasa.
Por otra parte, se desconoce si los consumidores querrán unos juegos que requieren un esfuerzo mental.
La base de la mayoría de estos juegos es la electroencefalografía o EEG, es decir, la medición de la actividad eléctrica del cerebro por medio de electrodos colocados sobre el cuero cabelludo. Esta tecnología siempre ha sido muy cara, pero actualmente el precio y tamaño de este tipo de hardware está bajando. Los sensores de NeuroSky no requieren gel, son del tamaño de una uña y un dispositivo con este tipo de sensores se podría vender por a penas 20 dólares (unos 15 euros), señala Stanley Yang, CEO de NeuroSky.
Investigadores de NeuroSky y de otras empresas emergentes están construyendo también prototipos basados en la electromiografía (EMG), que registra los movimientos nerviosos y otros movimientos musculares; y en electrooculografía (EOG), que mide los cambios en la retina.
Fuente: CNN