Según un artículo publicado en Technology Review, una novedosa cornea artificial que se adhiere a las células del ojo podría ser un tratamiento más eficaz y seguro para los proximadamente 10 millones de personas de todo el mundo que padecen ceguera por enfermedades o daños de la cornea.
El nuevo diseño evita algunas de las complicaciones, como el rechazo de tejidos, que amenudo acompañan a los transplantes de córnea o la implantación de las corneas artificiales existentes hasta ahora. Se espera que el dispositivo, ampliamente probado en conejos, pase a la fase de ensayos clínicos el próximo año.
Las corneas artificiales existentes hasta ahora se sostenísn por suturas, lo que en ocasiones consudía a inflamación, infecciones e incluso a la pérdida del ojo, señala John Huang, profesor ayudante del Departamento de Oftalmología y Ciencias Visuales de la Facultad de Medicina d ela Universidad de Yale.
Los implentes de hoy en día son grandes; tienen que serlo, señala Huang, para prevenir que un exceso de tejido corneal crezca a su alrededor impidiendo la visión del paciente. No obstante, su tamaño puede resultar problemático, ya que la dificultad de colocación incrementa las posibilidades de que se reabra o se inflame la herida quirúrgica. Además, los implantes son demasiado grandes como para unirlos directamente al tejido ocular, por lo que es necesario construir una capa de tejido corneal extraido de un donante para que actúe como puente hacia el tejido receptor.
La clave del nuevo implante es un polímero recubierto de proteína desarrollado por investigadores del Instituto Fraunhofer, en Munich, Alemania. Este polímero, disponible en el mercado, repele el agua, por lo que no absorve las secreciones del conducto lagrimal que podrían hacer que inchara. También evita el crecimiento celular, por lo que el tejido natural no lo cubrirá.
Esto es una ventaja parael centro del implante que debe mantenerse despejado, pero podría ser un inconveniente en los bordes, donde se debe unir al tejido corneal existente. De ahí que el borde externo esté recubierto con una proteína que atrae a las células corneales existentes. “Este recubrimiento especial permite que el implante se una con firmeza a las células [de la cornea natural]”, señala Joachim Storsberg, investigador jefe del equipo y director de la unidad de investigación de polímeros con fines médicos de la universidad. Aunque todavía es necesario suturar el implante en el sitio, esta firme conexión ayuda a evitar el tipo de infección que planteaba problemas en los implantes anteriores. La proteína se eligió también por su habilidad para resistir el proceso de esterilización térmica por el que debe pasar el dispositivo para cumplir los requisitos médicos de seguridad.
Y dado que el polímero evita el crecimiento celular, el implante puede ser lo suficientemente pequeño como para suturarlo directamente al ojo, sin necesidad de la capa de tejido del donante.
Fuente: Technology Review